Todo sucedió un lluvioso y lánguido día de otoño. Elisa y Emilio pasaban la tarde juntos en su casa plácidamente leyendo y escuchando música mientras se hacia de noche. Todo discurría con una sosegada normalidad hasta que... Elisa hizo una pregunta:
Elisa: ¿Que harías si me muriese?
Emilio: Te guardaría luto.
Elisa: ¿Durante mucho tiempo?
Emilio: Muchísimo tiempo!
Elisa: ¿Por qué?
Emilio: (serio) Porque te quiero y tu perdida seria dolorosa para mi. ¿Por qué?
Elisa: (con una sonrisa). Que bonito. ¿Volverías a casarte?
Emilio: No
Elisa: (con expresión dolida) ¿Por que no? ¿No te gusta estar casado?
Emilio: Si que me gusta
Elisa: ¿Entonces si que te volverías a casar?
Emilio: (carraspea) Creo que después de haberte guardado luto durante el tiempo suficiente y mi vida volviese a tener sentido, si.
Elisa: ¿También dormirías con ella en nuestra cama?
Emilio: Es de suponer, no?
Elisa: ¿Reemplazarías mi foto por la de ella en la mesilla de noche?
Emilio: Pondría las dos fotos.
Elisa: ¿También tendrías sexo con ella? ?En nuestra cama?
Emilio: (bebiendo un sorbo de café) Seguramente llegaríamos a eso. Si.
Elisa: ¿Jugarías también al golf con ella?
Emilio: Si, lo haría
Elisa: ¿Le darías mis palos?
Emilio: No, es zurda.
Elisa: ¿¿¿Como???
Emilio: ¡ Mierda...!.
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